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DEL TREN FANTAMA AL INFIERNO

Marcia Schvartz es una de las más grandes artistas de la historia de la pintura argentina. La arrolladora evidencia de su obra siempre amenaza con romper cualquier moderación, con una audacia estilística y un vigor iconoclasta que casi obligan a tomar partido de manera igualmente fanática por su inmensa categoría. El linaje de Schvartz la instala junto a Antonio Berni en la cima de la tradición local que ha extraído de la representación verista un nuevo realismo crítico de autónoma y rupturista originalidad.
En la irredenta tensión de la experiencia Schvartziana, una subjetividad en ebullición y el peso inexorable de la conciencia histórica conforman una entidad única e indistinguible. La extensa muestra que ahora presenta la artista en la Sede Neuquén del Museo Nacional de Bellas Artes aporta sobrado testimonio de su figuratividad fatal, desencajada, alucinatoria, dolorosamente quirúrgica en la pasional vivisección de tipologías, conflictos y traumas. Su exasperado humanismo, descarnado o metafórico, lírico o abyecto, patológico y dramático hasta la desesperación, visceral y amoroso, rústico y manierista, invariablemente acorrala e interpela al espectador.
La exposición incluye dos series fundamentales, “El tren fantasma” e “Infierno”. Fatídicamente política, “El tren fantasma” es la electrizante apelación a la iconografía de una etapa volcánica en la vida del país. Schvartz incrusta en los retablos mortuorios de un pesadillesco teatro objetual y escénico el retrato terminal, tragicómico, pervertido y carnavalesco de personajes muy reconocibles. “El infierno” es una relectura crispada, una incendiaria versión libre de ciertos hitos del derrotero lírico dantesco, que la artista recrea en un desfile implacable de agónicas situaciones, brutalmente explícitas aún en su aparente intención alegórica, e iluminadas por una paleta de perturbadora sonoridad.


                                                                                                                                                                                                   Eduardo Stupia

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